PISTACUBANA | 24/Junio/2014 | 13:15
Puede que usted haya notado los intentos que se han hecho para
buscar un lugar equitativo entre el hombre y la mujer. Desde la
Asamblea de Guáimaro, en plena contienda por la libertad, se habló y
se escuchó el criterio femenino.
Ellas poseen las iniciativas que ningún hombre tiene. Pueden
combinar la fortaleza y la debilidad. En el decursar de los años han
tenido que ser hombres y mujeres a la misma vez, porque ni Guáimaro,
ni la FMC, ni Dios, ni los eventos internacionales a favor de sus
derechos, han podido quitarles las tristezas a las mujeres. Esa es una
deuda pendiente.
En los clips cubanos la piel de la mujer parece ser más atractiva
que la de los hombres. Se supone que las historias de las canciones
interpretadas por hombres tengan una gran presencia de mujeres pero
igual sucede con los temas interpretados por las mujeres, y en estos
mismos temas, las muchachas aparecen representando el culto a sus
cuerpos.
Los públicos observan el audiovisual que les presenten. Ellos
consumen a hombres y mujeres pero sicológicamente estos públicos saben
que en la mayoría de los videos el rol representado por las mujeres
está sujeto a lo que disponga el hombre que puede ser el propio
cantante. La mujer, en los clips, depende en gran medida del accionar
de los hombres como una muestra de dependencia hacia lo masculino.
Y no se habla de desigualdad de derechos. Se trata de intentar
cambiar concepciones establecidas en los receptores. Se trata de que
en el siglo veintiuno hagamos que el pensamiento evolucione, porque la
fuerza de la mujer no solo es visible en la acción diaria, la fuerza
de la mujer también está en hacer disfrutar y en hacer mirar, pero hay
que hacerlo de forma tal que conceptualmente, el pre-juicio sea menos
frío y evidente.
El clip cubano es un ejemplo y ha sido punto de partida para
analizar la posición de la mujer. Mujer degradada, mujer sumisa, mujer
discriminada, son ideas que el tiempo no ha eliminado.
Los directores varones se aferran en poner a mujeres que rompan la
tarima y logren, aunque sea a distancia y a través del cristal del
televisor, un efecto de provocación mental, un vicioso capricho de
atraer.
A la defensa de los derechos de la mujer aparecen temas y videos
como los de Haila. Pero no se trata de competir para saber quién es
más fuerte. La cuestión es más sencilla: existen muchas mujeres a las
que les gusta aparecer casi desnudas en los videos clips cubanos.
Ellas sí conocen que sus potencialidades femeninas son usadas para
conquistar y hacer que el producto audiovisual trascienda, porque en
incontables ocasiones el movimiento y la sensualidad de la mujer son
el éxito del clip. Pero lo principal de los humanos es la búsqueda de
su plenitud y la idealización personal. Para estos logros no interesa
ser hombre o mujer, basta con complacer el gusto individual.
Probablemente en Cuba se tiene una idea pobre y retardada de hacer
arte en los clips. La falta de visión y el atraso ideológico de
algunos directores nos ponen a observar productos audiovisuales de
baja factura que apuestan por las capacidades sexuales de la mujer.
Eso es carencia de inteligencia de quien dirige, a lo que también se
le suma la necesidad económica que tienen algunas mujeres para
sobrevivir la realidad. Ellas deben asumir lo que sea para ganar
confianza y poder repetir. Así se hacen conocidas entre los
productores que las buscan como modelos.
Nadie puede cuestionar lo que otros deciden y hacen. Hay personas
que nacen con alguna gracia, otras personas las desarrollan en el
camino y otras la buscan. La belleza física es un encanto que
cualquiera compra. Estas mujeres no se venden, estas mujeres disfrutan
la conquista, y disfrutan atrapar la atención desde lo visual, aunque
otras razones las obliguen a aceptar cualquier propuesta.
A los directores de videos clips les anima la idea de mostrar el
potencial de la mujer. El cuerpo femenino tiene muchas zonas
atractivas. Los movimientos de cinturas en los clips que requieren de
bailes aparecen muchas veces en cámaras lentas para demostrar los
detalles y la sensualidad de las caderas de las chicas. Primero las
caderas y luego la lengüita de la muchacha porque así se lo exige el
personaje que interpretan. ¿Será un personaje?
Lo que ellas muestran es lo que sienten. Nadie dice ni cuenta lo
que desconoce. Las mujeres de los clips cubanos están concientes de lo
que hacen, y ese resultado no es una desfachatez, sino una posibilidad
y una habilidad que ellas son capaces de lograr.
El cuerpo de la mujer ha sido inspiración para el teatro, la
pintura, el clip. Los hombres también lo son pero en los videos casi
siempre aparecen defendiendo su posición ruda, de macho; y la mujer
sigue ocupando un espacio inferior en cuanto a la salida dramática y
narrativa que se le busca en las historias de los clips cubanos.
Ver en un video a una mujer bailar con todos lo aditamentos que
esto conlleva, entiéndase también gestos faciales, de pelo, de manos,
es un acto de complacencia y de superioridad femenina. El púbico
necesita ver la libertad femenina pero no el oportunismo con lo
femenino.
Las mujeres que bailan en los clips lo hacen porque ese puede ser
su único arte y hay que respetárselo. Es en este escenario donde ellas
encuentran su potencial femenino y su superioridad. Sin embargo, casi
nunca los directores buscan mujeres negras para conquistar a su
público. Las mujeres negras son discriminadas en el video clip cubano.
Esta discriminación pudiera estar asociada por dos causas: una
relacionada por la raza y otra porque la poca presencia de las mujeres
negras en los clips cubanos es sinónimo de que su color no es de
interés para los directores. ¿Por qué? ¿Acaso las mujeres negras no
trasmiten la misma sensualidad?, ¿la piel blanca - siendo consecuente
con lo que muestran los directores de videos- es más atractiva que la
piel de las mujeres negras? Evidentemente, en el clip cubano se nota
el abuso a la mujer, por ser mujer y por ser blanca o negra.
En Cuba se lucha por la libertad y cada quien la ha asumido a su
gusto. Las mujeres también lo han hecho, conociendo a no su orgullo
femenino. Las mujeres cubanas ganan espacios. Ahora falta que, a
partir de cualquier día, tengan siempre la última palabra.
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